Máxima seguridad para el consumidor

En el cultivo de lechuga, al igual que en todas las frutas y hortalizas que se producen en la Unión Europea, se controlan todas las variables que intervienen en su seguridad alimentaria y puedan suponer un peligro para salud de las personas.

Existen distintos protocolos en los que se controla y analiza que en todo el proceso se garantiza la seguridad de los consumidores y que, cuando la lechuga llega al punto de venta, está en perfectas condiciones.

Los mismos protocolos que garantizan la seguridad alimentaria de la lechuga y demás verduras de hoja, permiten también que se conozca, a través de la trazabilidad, cuáles son los tratamientos, enseres y personas que han estado en contacto con la misma para poder intervenir en el caso de que surja una alerta en cualquier punto de la cadena alimentaria.

Desde la tierra en la que se cultiva, el agua de riego, los abonos y tratamientos para la salud de las plantas, las personas que cuidan y recolectan el cultivo, los materiales para cortar o manipular la lechuga, los vehículos de transporte, las instalaciones y almacenes para su preparación y envasado, las cajas en las que se transporta, las instalaciones de almacenamiento, conservación y transporte… todo se supervisa para que ninguna partícula extraña, ninguna sustancia química, ningún metal, microbio o microorganismo patógeno se encuentre en nuestra lechuga.

Todo este control queda reflejado en los Registros de Formación de Trabajadores, Análisis de Materia Orgánica y Límites Máximos de Residuos, Plan de Limpieza, Plan de Mantenimiento, Registro de Proveedores y Plan de Transporte de cada empresa hortofrutícola. Estos registros demuestran que estamos ante productos seguros para su consumidor.

Fruto de esa amplia supervisión y control, la lechuga que se cultiva en la Unión Europea es la más segura del mundo, como lo prueba el hecho de que ninguna alerta sanitaria (nivel de residuos fitosanitarios o de otras sustancias químicas, legionella u otros patógenos) se haya emitido en las producciones comunitarias durante los últimos años.

El cuidado de la lechuga también depende de ti. Conservarla refrigerada para preservar sus cualidades nutricionales y lavarla minuciosamente antes de consumirla o seguir las instrucciones de conservación y manipulación de las bolsas preparadas, es la forma idónea de comer ensaladas sanas y seguras.

En esta web utilizamos cookies propias y de terceros para el propio funcionamiento de la web y para fines analíticos. Puedes aceptar el uso de las mismas, rechazarlo o ampliar la información.    Más información
Privacidad